"Encantador, muy agradable."Es la típica casa antigua francesa bien mantenida, como me gustan a mí, con muchas plantas y llena de antigüedades, con unos magníficos muebles de madera taraceada. La jardín, delicioso. El trato con el dueño, Bertrand, inmejorable, te hace sentir cómodo. El desayuno se toma en una preciosa mesa común, que te permite entablar conversación con los otros huéspedes. En fín, que se lo recomiendo a todo aquel que le guste la tranquilidad, en un ambiente acogedor y elegante.